Madrid y Málaga, han sido las ciudades en las que hemos organizado este año nuestra actividad Reumachef, dirigida a jóvenes de entre 14 y 18 años con enfermedades reumáticas.
Más de la mitad de los niños con enfermedades reumáticas siguen precisando tratamiento para el control de la actividad de su patología al llegar a la adolescencia y a la edad adulta. La transición es una época muy complicada y para mejorar el conocimiento que tienen los adolescentes y jóvenes con este tipo de dolencias, desde la Sociedad Española de Reumatología, a través de su Fundación, se ha organizado de nuevo Reumachef, una actividad con el objetivo de abordar diversos temas relacionados con el ámbito médico, psicológico y social, haciendo hincapié en la importancia de mantener unos hábitos de vida saludables.
En concreto, este año se ha llevado a cabo esta actividad dirigida a jóvenes con enfermedades reumáticas de entre 14 y 18 años en Málaga y en Madrid, en la que los asistentes, con el delantal puesto, han participado en un taller culinario, al mismo tiempo que resolvieron dudas acerca de sus enfermedades. “Es fundamental que en estas edades conozcan todos los aspectos relacionados con su enfermedad y empiecen a consolidar hábitos de vida saludables que les ayudarán a hacer frente a su afección”, según la Dra. Alina Boteanu, reumatóloga del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid, y una de las especialistas que han participado en esta nueva edición de Reumachef.
“Consideramos que los pacientes tienen un papel fundamental, ya que son ellos mismos quienes deben colaborar activamente, capacitándose progresivamente, para participar en el manejo de su enfermedad. De ahí la importancia de dotarles de herramientas y de toda la información necesaria para que puedan hacerlo de la mejor forma posible. En este sentido, durante la actividad Reumachef también se han impartido varios talleres incluyendo aspectos prácticos que deben tener en cuenta los jóvenes en su día a día como los posibles efectos secundarios de los tratamientos, la importancia de la vacunación, el riesgo de los hábitos tóxicos como el tabaquismo o el consumo de alcohol, y la necesidad de llevar a cabo ejercicio físico, entre otros aspectos”, según explica la Dra. Boteanu, quien recuerda la campaña Reumafit, también de la SER, que busca promover los beneficios de la práctica de actividad física en los pacientes reumáticos.
“El adolescente, en ocasiones, presenta una actitud desafiante con los médicos y con su entorno, no siguiendo las pautas recomendadas y con el consecuente riesgo que estas actitudes tienen para su salud”, advierte la especialista. Por eso, iniciativas de este tipo pueden ser de gran ayuda ya fomentan la relación médico-paciente convirtiéndose en “aliados” frente a su enfermedad. “Con una mayor comunicación se conseguirán mejores resultados en su salud”, sostiene.
Dieta mediterránea: la importancia de una alimentación saludable
Por su parte, Laura Cano, enfermera del Hospital Regional Universitario de Málaga, destaca la importancia de la dieta mediterránea en un sentido muy amplio. “Se ha demostrado que disminuye el riesgo de sufrir diabetes, que puede estar aumentado en algunos de los pacientes reumáticos. Esto es debido a que una alimentación rica en hidratos de carbono complejos y aceite de oliva virgen extra hace que los niveles de glucosa se regulen”, explica. Asimismo, insiste en que “previene la obesidad y las enfermedades cardiovasculares, que son comorbilidades habituales en las enfermedades reumáticas y musculoesqueléticas. La dieta mediterránea ayuda a reducir los niveles de triglicéridos en sangre y a controlar la presión arterial. El aporte de productos como el pescado azul, los vegetales, los frutos secos, como las nueces o la soja ayuda a reducir las cifras de colesterol LDL y mejora las cifras de HDL”.
Además, “la dieta mediterránea ayuda a controlar el peso e incrementar la sensación de bienestar físico. Este aspecto es importante para las articulaciones de los pacientes con enfermedades reumáticas y musculoesqueléticas”, según Cano, quien recuerda que “también evita un envejecimiento prematuro de las células, reduce el riesgo de aparición de otras enfermedades y, en definitiva, mejora la esperanza de vida”.
En su opinión, “iniciar la dieta mediterránea desde la niñez tiene muchos beneficios para la salud. Estas ventajas se verán en la edad adulta donde las personas que mantienen la dieta mediterránea desde jóvenes tienen menor riesgo de enfermedades cardiovasculares, cáncer, enfermedades mentales y neurodegenerativas, diabetes y obesidad”.
Como recomendación fundamental, la enfermera se quedaría con el consumo de pescado azul porque contiene ácidos grasos poliinsaturados. En varios estudios, -precisa- los niveles de omega-6 sérico, ácido linoleico, ácido araquidónico y DHA fueron inversamente asociados con la actividad de la enfermedad en la Artritis Idiopática Juvenil (AIJ). “Es necesario tomar 2 ó 3 veces a la semana pescado azul como sardinas, arenques, jureles, melva, boquerones, caballa, salmonete, pijota, dorada y lubina. Se trata de un consumo sencillo de cumplir y se pueden buscar distintos cocinados y opciones que les gusten más a los jóvenes”, concluye.